Cuenta la leyenda, que en el momento en el que mi amigo Guille y yo andamos cerca, se produce un alineamiento de planetas que provoca la sucesión de diversos acontecimientos surrealistas y dispares poniendo en riesgo la perfecta armonía del Universo. Una teoría que ha tenido su excepción en mi última visita a Sevilla. Quizá por lo express del viaje, pillando desprevenido al Universo, sin tiempo éste para planear alguna sorpresa. En esta ocasión, los planetas se alinearon para propiciar una visita perfecta. Un viaje que se me antojaba necesario tras seis meses sin pisar la ciudad del Betis, y de vital importancia para paliar la irremediable ansiedad que provoca el inminente adiós al puesto de trabajo. Veinticuatro horas (la mitad en coche) de auténtica risoterapia con grandes y eternos amigos. Un viaje que hizo que recordara lo que significa realmente la palabra calor (44º en mayo). Una visita que sirvió para conocer en persona, además, a gran parte de los componentes de Beticismo.net y comprobar que mis sospechas eran ciertas: son muy grandes personas. Un viaje que no ha hecho más que incitarme a querer repetir la visita lo más pronto que pueda. Y es que todo sale perfecto cuando se alinean los planetas.